10 marzo, 2007

Los Años Maravillosos

Después de seis años de Foxilandia, ¿qué otra cosa podría esperarle a México sino seis años fabulosos de Felipelandia? ¿Acaso no lo dijo el mismo Vicente Fox, no dijo siendo aún Presidente de México que al país le esperan "seis años maravillosos" con Felipe Calderón? ¡Casi como si fuera un cuento de hadas! Se sobreentiende que en estos seis años de abundancia y dulzura los neofascistas de la Organización Nacional del Yunque y sus organizaciones satélites así como los poderosos intereses económicos que respaldaron a Felipe Calderón y a los cuales les debe su triunfo y a los cuales ya no se los podrá quitar de encima por los próximos seis años estarán de nueva cuenta co-gobernando al país junto con él, como lo demuestra el siguiente carton de Manrique, colaborador de la revista quincenal mexicana Contralínea, elaborado con motivo de la agitada "toma de protesta" de dos minutos de duración de Felipe Calderón como "Presidente" de México en el Congreso de la Unión el primero de diciembre del 2006:







El siguiente cartón titulado "El Primero y el Segundo", elaborado por el cartonista Naranjo de la Revista PROCESO, es todavía más explícito, mostrando al verdadero poder detrás del trono, mostrando al líder moral de la ultraderechista cofradía secretera conocida como El Yunque, el neofascista anti-judío de línea dura y presidente nacional del partido oficial, el Partido Acción Nacional, Manuel Espino:





Y Felipe Calderón sabe ya, mejor que nadie, que no puede ni debe llegar a creerse jamás, ni siquiera como Presidente de México, ni siquiera como Comandante en Jefe del Ejército, lo suficientemente fuerte como para desligarse en definitiva de estos grupos e intereses nefastos. Porque a estas alturas ya sabe muy bien de las cosas de las que son capaces sus "aliados".

Seis años gloriosos. Seis años de felicidad continuada. Seis años sin sobresaltos. Seis años de tranquilidad para todos los mexicanos, sobre todo la gran mayoría perteneciente a las clases populares, merced al continuismo de las mismas políticas económicas neoliberales aplicadas a rajatabla por Vicente Fox.

¿En verdad?

El 4 de enero del 2007, el pueblo de México despertó ante la imagen patética y ridícula de un hombrecillo mal disfrazado de soldado:





que pretendía con su presencia aparentar formar parte "de la tropa", y al mismo tiempo pretendía representarse como el Presidente de TODOS los mexicanos, incluído ese ochenta por ciento que ni siquiera votó por él (Felipe Calderón jamás en su vida ha estado en una academia militar ni tiene formación castrense alguna). En realidad, sólo estaba continuando lo que inició desde el primer día en que comenzó a "gobernar" a México: congraciarse lo más posible con las tropas federales que necesitará más que nunca a lo largo de sus seis años de gobierno para mantenerse en el poder por mal que le salgan las cosas. Sobre ésto, el Doctor en Sociología e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Enrique Montalvo, dijo lo siguiente en un artículo de Fernando Ortega Pizarro publicado el 9 de enero del 2007, titulado "Calderón, el endurecimiento":

"Con este modelo neoliberal, que significa aumentar las ganancias del gran capital nacional y extranjero, la sociedad no está representada en el Estado y éste es incapaz de encarnarla. Y esto queda claro en Oaxaca, en Tabasco, en Chiapas y en una gran cantidad de movimientos, y en la sociedad en su conjunto".

"El sexenio de Fox", explica, "fue un proyecto que pretendió modernizar el control de la sociedad".

"Pretendía un control casi automático de los ciudadanos, a través de la marginación, de la eficacia de los medios, de la desmovilización social, del acotamiento de lo político a lo electoral, y del elemento del miedo al cambio, que pudiera romper la estabilidad económica y financiera, y por lo tanto al desempleo, a la crisis, etcétera. Y de colocar a los individuos en una situación de indefensión, aislados, incapaces de defenderse y obligados a la sobrevivencia diaria".

Sintetiza: "fue la búsqueda del consenso enajenado. Se creyó que esto era suficiente para la reelección del PAN".

Advierte: "nos encontramos entonces una sociedad que camina cada vez mas hacia una crisis que no tiene solución en el campo neoliberal".

"Simplemente han deteriorado todos los nexos sociales y nos ha llevado a una situación que es casi de callejón sin salida".

Sostiene que la única vía para mantener el modelo neoliberal son gobiernos autoritarios, dictatoriales. "Si no hay una salida de transformación, de reforma social y de reforma del Estado, simplemente yo no veo por dónde podamos hablar de transición a la democracia".

"Más bien", dice, "se puede hablar de transición a un Estado cada vez más autoritario, más cerrado, y a una supresión de libertades, incluso las formales que todavía disfrutamos en México".

La imagen dramática de un Presidente mal disfrazado de "soldadito" apelando a la lealtad incondicional del Ejército que le permita aplicar su mano dura, consecuencia directa de los recursos torcidos a los que recurrió para ser el Señor Presidente, refleja la enorme inseguridad de Felipe Calderón ante la posibilidad real de que tarde o temprano pueda haber una explosión de ira popular en contra suya cuando a tan solo unas cuantas semanas de haber tomado posesión de su cargo el contraste brutal entre sus luminosas promesas de campaña y la dramática realidad a la cual va despertando un pueblo de su engaño al inicio del 2007 se va haciendo más notoria. Una realidad que incluye alzas inflacionarias brutales a la canasta básica de los alimentos más esenciales consumidos por las clases populares, sobre todo los mexicanos de clase humilde que conforman el grueso de la población, empezando por el aumento de precio a la leche LICONSA, seguido por un desmedido aumento al precio del maíz y de las tortillas situado muy por encima del ridículo aumento al salario mínimo de dos pesos diarios que se acababa de otorgar "graciosamente" al pueblo de México hace apenas la semana anterior. Buscando lavarse las manos ante la cascada inflacionaria de aumentos, el gobernador del Banco de México Guillermo Ortiz atribuyó los aumentos a meras "especulaciones" exigiendo (¿?) a las autoridades tomar cartas en el asunto. Sin embargo, pretendió olvidar que un mecanismo propio de la izquierda para evitar las especulaciones en uno de los productos más básicos en la alimentación del pueblo mexicano como lo es el maíz consiste en la asignación de esos subsidios oficiales que las políticas económicas neoliberales prohiben de modo tajante, dejando el costo del alimento más esencial de México sujeto a los caprichosos y violentos vaivenes de un mercado libre desatado en su más salvaje y Darwiniana expresión. Pretendió ignorar que el neoliberalismo tecnocrático practicado por la ultraderecha en el poder no permite ni siquiera la adopción de subsidios temporales de emergencia para proteger a las clases sociales más desprotegidas. Y pretendió ignorar también el hecho de que la experiencia histórica de México indica que una vez que aumentan los precios de cualquier cosa, ya no vuelven a bajar a su nivel original, se quedan arriba. A excepción de la Ciudad de México -en donde gobierna el Partido de la Revolución Democrática- y en donde se anunció que la leche sería subsidiada para evitar que cunda el hambre, en el resto del país gobernado a escala nacional por el PAN la consigna neoliberal en la era del calderonismo pareció ser: "Los que no puedan pagar, pues que no coman". El siguiente cartón aparecido en LA CRONICA el 12 de enero del 2007 habla por sí solo:





Una cascada inflacionaria nunca llega sola, generalmente trae aparejada otras consecuencias nocivas como el cierre de empresas empezando por las mismas tortillerías cuyos clientes ya no puedan absorber los incrementos y sean obligados a prescindir de dicho alimento. Cierre de empresas que a su vez se traduce en una pérdida de empleos.

El alza al precio del maíz no repercutió únicamente en un alza al precio de las tortillas. Puesto que el ganado bovino y el ganado porcino son criados a base de maíz, era inevitable también un aumento inmediato en el precio de la carne de res y la carne de puerco, aumentos que sólo pueden ser agravados con los aumentos en los precios de las gasolinas y del gas natural estrenados por Felipe Calderón como parte del inicio de sus "seis años maravillosos" de gobierno. Y al subir todo esto, prácticamente va subiendo lo demás en forma desmedida desatándose una espiral inflacionaria en la cual, al caer el poder adquisitivo de compra del peso, eventualmente asoma su cara el espectro de la peor pesadilla de cualquier mexicano: una posible devaluación del peso. Como ocurrió al final del triste sexenio del genocida Luis Echeverría cuando el peso cayó de 12.50 pesos por dólar casi hasta la mitad de su valor llegando a veinte pesos por dólar de un día para otro. O como ocurrió al final del sexenio de López Portillo -el mismo que dijo que "defendería" al peso como un perro- cuando cayó de 25 pesos por dólar a 80 pesos por dólar para ser devaluado aún más hasta 130 pesos por dólar por el gris tecnócrata-burócrata Miguel de la Madrid en cuanto entró a la Presidencia ocupando el lugar de López Portillo. O como ocurrió al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo cuando recién estrenado como Presidente de México el peso cayó de tres "nuevos" pesos por dólar hasta nueve "nuevos" pesos por dólar atribuyéndosele la caída al Error de Diciembre con el cual el tecnócrata neoliberal por excelencia Carlos Salinas de Gortari quiso "lavar sus culpas" y sus yerros tratando de echarle toda la culpa de la devaluación a Ernesto Zedillo negando que la economía mexicana había quedado prendida precariamente con alfileres tras seis años del funesto y neoliberal sexenio salinista, llegando la caída del peso hasta ocupar el valor de once pesos por dólar, un valor enclenque sostenido a duras penas durante el sexenio de Vicente Fox. Una nueva devaluación del peso que muchos ven rondar ya por la vuelta de la esquina a su vez podría agravar una ola de quiebre de empresas con su consecuente cascada de despidos y pérdidas de empleo. Inflación, carestía, devaluación, crisis. Pero... ¿acaso no fué esto precisamente lo cual estuvo advirtiendo sin cesar el PAN-Gobierno al pueblo de México durante la campaña presidencial del 2006 que ocurriría en caso de que Andrés Manuel López Obrador llegase a la Presidencia?

Sobre una posible devaluación del peso, el conocido analista Miguel Angel Ferrer nos dice lo siguiente en la edición de la revista Siempre! correspondiente al número 2797 publicado la semana del 21 de enero del 2007:

Un breve y provisional recuento de los actos de gobierno de Calderón en materia económica a menos de dos meses de su asalto al poder no puede ser más desastroso: aumentos de precios en leche, gasolina, dísel, peajes carreteros, huevo, pan y tortilla. Se trata de incrementos en alimentos y en insumos básicos para la producción de alimentos. Y ya se anuncia por todas las calles de todas las ciudades mexicanas el incremento en el precio del transporte público.

Todo esto puede ser calificado sin exageración alguna del comienzo de una escalada de precios. O, dicho de otro modo, de una escalada inflacionaria como no se veía desde los tiempos de aquel nefasto presidente llamado Miguel de la Madrid, en cuyo desgobierno sexenal la inflación alcanzó la aterradora tasa de mil 200 por ciento.

Y reaparece la inflación desbordada en una situación de prolongado estancamiento económico, de desempleo masivo y crónico y de evidentísima ineptitud gubernamental. Y todo esto, además, frente a la carencia por cuenta del Estado de instrumentos económicos reguladores de abasto y precios, como en su momento lo fueron la política de precios de garantía y la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo). Como diría el clásico, el peor de los mundos posibles. Y esto apenas comienza.

Por eso conviene recordar que la inflación desbordada siempre tiene como corolario una devaluación monetaria. Y que ésta puede ser brusca o cotidiana. Pero que, en cualquier caso, retroalimenta la escalada inflacionaria. Y que retroalimenta el empobrecimiento de los sectores de la población con ingresos fijos, principalmente asalariados y pensionados.

En otros tiempos no tan remotos, hace, digamos 30 años, los daños causados por inflación desbordada se paliaban con aumentos salariales y subsidios al consumo. Pero ahora la situación es completamente distinta. No existen en el gobierno pensamiento e instrumentos reguladores. Y no hay, sobre todo, capacidad para enfrentar el problema. Calderón no entiende de estas cuestiones. Está en manos de sus asesores. Carstens, Téllez y Sojo, principalmente. Puros dogmáticos del neoliberalismo. Hará lo que ellos le digan, aunque lo conduzcan, como ya lo están haciendo, al infierno.

Que yo recuerde, una situación como la que ya se anuncia sólo se dio en el gobierno argentino de Fernando de la Rúa, régimen que terminó en la paralización económica y financiera completa, el famoso corralito. Y en la fuga en helicóptero del incapaz mandatario.

Recordemos ahora lo que fué una de las más trilladas frases de campaña, repetida sin cesar noche y día hasta el cansancio para que ningún mexicano tuviese duda alguna sobre las enormes bondades que el grueso de los mexicanos podían perderse si votaban por aquél otro candidato del Partido de la Revolución Democrática que no cesaban de señalar como un peligro para México, la frase que le decía a todos los mexicanos el por qué estaban prácticamente obligados a votar por Calderón:

PARA QUE VIVAMOS MEJOR

Esta frase calderonista, anunciada con gran fanfarria por uno de los políticos mexicanos más demagogos de los últimos tiempos, de hecho ni siquiera fué una idea original suya, sólo fué un vulgar plagio con un cambio mínimo del lema original de la campaña "Para que vivas mejor" utilizado tres años atrás en las elecciones del 2003 por alianza PRI-PVEM (Alianza por México).

El siguiente artículo, elaborado por el conocido político perredista Martí Batres Guadarrama perteneciente al ala de centro-izquierda del PRD, y publicado por LA JORNADA el 11 de enero del 2007, ilustra dramáticamente el trágico contraste entre las resplandecientes promesas de campaña del candidato presidencial apoyado por la ultraderecha, Felipe Calderón, y la dura realidad cuando apenas inició este individuo sus primeras semanas de gobierno:

PARA ESO SE ROBARON LA ELECCION
Martí Batres Guadarrama
LA JORNADA
11 de enero del 2007

Como si fuera una cruzada contra los pobres la administración espuria de Felipe Calderón ya realizó en cascada una serie de aumentos en los precios de la gasolina, el gas, la leche y la tortilla, mismos que están repercutiendo en cadena en muchos otros bienes y servicios. La escalada es verdaderamente criminal, es una puñalada trapera para toda la gente, una traición a las promesas de campaña de disminuir el costo de los energéticos, y una desilusión para los ilusos que votaron por quien portaba como lema "para vivir mejor". Es la confirmación lamentable de la naturaleza oligárquica y despectiva hacia el pueblo que encarna el señor de la casaca militar.

No hay sorpresa, pero sí hay enojo. Otra vez son los pobres los que pagan la manipulación económica, el fanatismo neoliberal de los gobernantes, la ineficacia económica de quienes gobiernan y el aferramiento del poder en no tocar a los poderosos.

En la Cámara de Diputados son flexibles para aprobar 60 mil millones de pesos para el subsidio a los bancos, pero incapaces de garantizarle un subsidio a la leche Liconsa que impida el aumento de su precio. Frente al escandaloso aumento del precio de la tortilla, el señor Eduardo Sojo ­con la tranquilidad de quien no se ve afectado por dicho aumento­ sólo atina decir que "no habrá ni control de precio ni subsidio" y que en todo caso "el precio de la tortilla puede bajar con productividad y competitividad". ¡Órale! Puro capitalismo salvaje, que cada quién se rasque con sus uñas y que Dios nos coja confesados. Más pobreza, más desigualdad, más injusticia.

¿¡Pues no que nos iban a "rebasar por la izquierda!? Primero el fraude, después la protección a un gobernador asesino a toda costa, más tarde las detenciones masivas como en la época de Díaz Ordaz, luego las torturas a los oaxaqueños presos, y en el mismo camino los acuerdos con el góber precioso; y así también la movilización militar, la disminución del presupuesto a la UNAM y a educación y el recorte al gasto social. Puros rebases por la derecha.

Teníamos razón. Nada bueno podía derivarse de la imposición. Quienes despachan en Los Pinos hoy ven al pueblo como algo ajeno, lejano y, peor aún, lo ven con odio. No les importa nada. Para ellos, simplemente la gente tendrá que aguantar. No les importa si viven con mayor dificultad o sufrimiento. Para ellos México son los de arriba y nada más. Es su visión, su concepción, descarnada y sin ropajes electorales. No sienten compromiso con el pueblo, porque saben bien que el pueblo no los puso donde están. Sí sienten mucho compromiso con los grandes intereses, porque tienen perfectamente claro que todo se lo deben a los grandes poderes económicos.

Los aumentos que hemos vivido en estos días nos regresan de alguna manera al principio del proceso electoral, al posicionamiento de los dos grandes proyectos y diluyen toda la idea de la campaña oficial poselectoral, la de que todos somos uno mismo y de que aquí no pasa nada. La realidad de estos días fortalece nuevamente el espíritu y la letra del proyecto social que han encarnado la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador en la contienda de 2006 y el Gobierno del Distrito Federal.

No es casual que en el Distrito Federal las cosas sucedan en el sentido inverso a la realidad nacional. Aquí no hubo alza del Metro ni de servicios públicos. Por el contrario, el gobierno de Marcelo Ebrard se dispone a implementar un nuevo programa social para dar uniformes gratuitos a un millón 200 mil niños de educación básica, y al mismo tiempo entrega un vale a todas las familias consumidoras de leche Liconsa, para reponerles el peso perdido por el aumento, lo cual demuestra que es posible, con un presupuesto justo, evitar nuevos costos para la gente.

Después de todo, quedó perfectamente claro para qué se robaron la elección, qué era lo que querían defender, a quién no están dispuestos a proteger en ningún caso y de lo que son capaces. Pero también quedó claro cuánto necesitamos a nivel federal un gobierno como el que tuvo la ciudad de México en los últimos seis años.

Por cierto, ésos son momentos en los que uno se pregunta: ¿quién defiende a la gente? Muchos de los medios de comunicación que se desgarran las vestiduras cuando hay marchas y plantones, indignados por las afectaciones a los ciudadanos, no han levantado su voz para indignarse por las afectaciones materiales y concretas que está viviendo la mayoría de los mexicanos.

Ampliación de la deuda nacional, alza a los alimentos básicos, oleada inflacionaria en cascada, y eso que apenas empieza el sexenio. Entonces, ¿quién es el peligro para México?

Más aberrante aún resulta el hecho de que, al mismo tiempo en que subían en forma desmedida los costos de los alimentos básicos de las clases populares, Felipe Calderón anunció pomposamente como una concesión graciosa de su gobierno la creación de un seguro médico gratuito para todos los niños nacidos a partir del día en que él tomó posesión de su cargo como "Presidente" de México. Y resulta aberrante por el hecho de que, como todo mundo sabe, para que cualquier niño pueda gozar de buena salud, es indispensable que el niño esté bien alimentado. Un niño desnutrido será la principal víctima de todo tipo de males. Pero resulta que... ¡también la alimentación de los niños de México es impactada severamente con un alza generalizada en los alimentos! De este modo, lo que una mano dá, la otra lo quita. Lo cual trae a colación un viejo refrán:

El bueno de Don Juan Robles,
de caridad sin igual,
fundó este santo hospital,
pero antes hizo a los pobres.

Quedan pocas dudas de que si este costoso programa de asistencia social, para el cual no hay un solo centavo presupuestado y que fué sacado por debajo de la manga con gran despliege publicitario, hubiera sido anunciado por el principal opositor de Felipe Calderón, los detractores lo habrían acusado de inmediato de ser un populista (máxime cuando hay ya una reducción en las partidas presupuestales asignadas al IMSS para cumplir con el abasto de medicamentos, productos y suministros médicos para el 2007; y dicha reducción, del orden del 14.15% menos con respecto del presupuesto ejercido en el 2006, se debe agregar a las ya programadas para la compra de medicamentos en el ISSSTE y la Secretaría de Salud que, aunadas a la del IMSS, reducirán los 33 mil 51 millones de pesos que se ejercieron en 2006 a los 32 mil 875 millones asignados para el 2007). Pero por por tratarse de una iniciativa del nuevo pro-Yunquista en la silla presidencial, Felipe Calderón, esos mismos detractores señalan ahora que es una gran idea. Sobre este vil desplante, el conocido político perredista Pablo Gómez escribió lo siguiente para MILENIO, publicado el 12 de enero del 2007 bajo el encabezado "Los ahijados de Calderón":

Los niños nacidos antes de las doce de la noche del 30 de noviembre de 2006 seguirán siendo niños pero no podrán tener acceso a servicios gratuitos de salud porque no son ahijados del señor Felipe Calderón Hinojosa. Los niños nacidos un minuto antes del día de la asunción de Calderón no son tan mexicanos como los ahijados de éste o, quizá, ya son niños viejos, niños de anteriores presidentes que, para contraste, no tendrán servicio médico gratuito.

Pero, además, la gratuidad del servicio médico se acabará a los seis años, es decir, que Calderón está reduciendo la edad infantil: ya nadie será niño después de los seis años de edad.

Bajo Vicente Fox habíamos conocido sinsentidos, contradicciones, ridiculeces, pero no tanto como discriminar de esta manera tan grotesca. Vimos también en el sexenio anterior muchos actos de egocentrismo y filantropía estatal, pero aquel presidente no se atrevió a llegar a tanto. Calderón está diciendo a los mexicanos que él puede ser como aquellos reyes que concedían gracias, mercedes, regalos, concesiones a los gobernados con motivo de su entronización para que le recordaran como monarca benévolo.

El servicio médico gratuito para los ahijados de Calderón no obedece a ley o decreto alguno. Se trata, como en las monarquías absolutas, de una decisión personal del gobernante. A nadie se le ha consultado y, mucho menos, al Congreso.

Al parecer, el nuevo servicio médico gratuito será brindado por toda clínica y hospital incluyendo las del IMSS y del ISSSTE, por lo cual el gobierno aumentará los subsidios a estas instituciones, pero tales dineros no han sido autorizados por la Cámara de Diputados, la cual tendría que otorgar fondos para la atención de todos los niños y no sólo de los ahijados de Calderón, si no se quiere violar la Constitución del país a través de un inaceptable y aborrecible acto de discriminación contra la mayoría de los niños mexicanos y de los padres de éstos.

Haber nacido bajo Calderón no puede ser un título especial de nadie, como haberlo hecho antes tampoco puede ser tomado como una minusvalía. La cuestión sería ridícula si no fuera porque el gobierno está hablando en serio. El Estado no puede hacer filantropía, pues sus funciones son obligatorias. Los recursos públicos no pueden usarse para otorgar mercedes ni para discriminar a nadie.

De cualquier modo, los ahijados de Calderón difícilmente podrán esperar recibir la atención médica que se merecen en Felipelandia cuando ya desde antes de ser anunciada la medida tanto el IMSS como el ISSTE estaban pasando por penurias y estrecheces económicas sin fin en donde la carencia de los medicamentos más básicos es tan sólo uno de los muchos problemas enfrentados por estas instituciones al borde de la quiebra, sobre todo cuando la administración de las pensiones y jubilaciones de los trabajadores afiliados al IMSS desde hace años que... ¡pasaron a manos privadas! Sí, es cierto. Atendiendo las necesidades de los barones del gran capital, las AFORES privadas hoy administran enormes volúmenes de dinero producto del ahorro de los trabajadores, mismos que en otras condiciones estarían en manos del Instituto Mexicano del Seguro Social. Ya para enero del 2004, se calculaba que las AFORES habían obtenido ganancias de por lo menos... cincuenta mil millones de pesos, producto de la administración de los ahorros para el retiro de los trabajadores de todo México, con un beneficio nulo para todos estos trabajadores a quienes se les había prometido que supuestamente serían beneficiados con los intereses generados en sus ahorros por esta neoliberalística privatización. Este es dinero extra que podría haber sido destinado para subsanar algunas de las numerosas carencias del IMSS, y que en cambio fué -y sigue yendo- a parar a los bolsillos privados de los grandes inversionistas para quienes obviamente un candidato de izquierda como Andrés Manuel López Obrador siempre ha representado un peligro. Y al atraco neoliberalístico que hoy llamamos AFORES podemos sumar otros más, como lo es el caso de la Aseguradora Hidalgo -empresa propiedad del Estado- que administraba los fondos de seguro de todos los trabajadores federales de este país, misma que fue vendida a la compañía norteamericana de seguros Metlife por debajo de su valor real en un proceso plagado de irregularidades. ¿Fué entonces esta promesa de Calderón de un Seguro Universal para los suertudos niños nacidos en el sexenio calderonista un desplante de neo-populismo miope cuyo principal motor -$$$$$- tiene que salir de algún lado pero que nadie, ni siquiera Felipe Calderón, sabe de donde saldrá? A menos de que le suban los impuestos a alguien o que se compren más máquinas para imprimir billetes como ocurrió en esos tiempos del Presidente Luis Echeverría que muchos quisieran no recordar. Por lo pronto, el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), Valdemar Gutiérrez, ya declaró con sus propias palabras que el Seguro Popular y el Seguro Universal para los niños que nazcan bajo el sexenio de Felipe Calderón son "pura demagogia".

Por cierto... ¿en dónde estaba Felipe Calderón mientras se estaba detonando el declive de la economía de México con el alza a los productos de primera necesidad? Pues, paseándose por Centroamérica, en su primera gran gira internacional ya como "Presidente" de México, a donde asistió a la toma de posesión como Presidente de Nicaragua del izquierdista ex-guerrillero sandinista Daniel Ortega. Evento en donde fué ampliamente relegado e ignorado por un jubiloso Daniel Ortega flanqueado por el Presidente de Bolivia Evo Morales y el Presidente de Venezuela Hugo Chávez, ambos también izquierdistas, ambos a quienes el mismo Felipe Calderón ha estado calificando en el pasado como viles y peligrosos demagogosmiren quién lo dijo!) comparándolos en el mismo tenor con Andrés Manuel López Obrador; todos ellos quizá ya conscientes de la confianza que se le puede dar a un político de la derecha mexicana que tiene detrás de sí a las más peligrosas fuerzas neo-fascistas del continente americano, las mismas que lo ayudaron a instalarse en el poder. Aunque los aduladores de siempre se quejaron del trato que se le dió a Felipe Calderón en su primer tour oficial fuera de México, ¿cómo esperaba el sinvergüenza de Felipe Calderón que lo recibieran con grandes aplausos en este evento en Nicaragua, si su también pro-Yunquista antecesor, un engreído Vicente Fox, creyéndose lo non plus ultra en materia de diplomacia y buen gobierno, humilló públicamente al Presidente de Bolivia Evo Morales, al igual que como lo estuvo haciendo el mismo Felipe Calderón durante su campaña política para la Presidencia de México en el 2006? ¿Y después de esto, para agregarle insulto a la herida, cuando el mismo Felipe Calderón ha querido alentar una lesiva fuga de capitales de Bolivia al "invitar a invertir en México a capitales inquietos por las nacionalizaciones en otros países de la región", en clara alusión a Venezuela y Bolivia, una actitud provocadora que le trajo de inmediato las críticas de siempre que le entran por un oído y le salen por el otro? ¿Así era como planeaba enmendar las relaciones de México con estos países de Centro y Sudamérica? ¿Es éste el iluso Presidente representante de la derecha conservadora de México el que quería erigirse ahora como "el hermano mayor" de Latinoamérica? Bueno, así le fué.

De cualquier manera, ni siquiera el Señor Presidente puede escapar a la realidad todo el tiempo, y ya de regreso a México tuvo la oportunidad de que le gritaran con indignación durante su paso por Chalco: "¡Gracias por el kilo de 10 pesos!", así como de ser informado sobre las protestas de cacerolazos llevadas a cabo en contra de su régimen como las que se llevaron a cabo en contra del dictador ultraderechista Augusto Pinochet en Chile. (De hecho, y pese a los enormes riesgos represivos que ello implica, en aquellos lugares por donde se atreve a pasar en público Felipe Calderón ya está recibiendo sendas mentadas de madre lanzadas no por militantes izquierdistas sino por madres iracundas a las cuales seguramente ya no les alcanza el gasto familiar para alimentar a sus hijos y que posiblemente hasta estuvieron entre quienes votaron por Calderón asustadas noche y día por aquella intensa campaña mediática que advertía sin cesar que el otro candidato era un peligro para México. Estas mentadas de madre, naturalmente, no salen en los noticieros de TELEVISA porque son editadas fuera al igual que como le hacen en sus telenovelas con todo aquello que está fuera de formato, para fabricar así la ilusión novelesca de que las cosas no están tan malas y que, si la mayoría de los mexicanos está dispuesta a apretarse el cinturón y soñar despierta, a México le siguen esperando sus seis años maravillosos.)

Y mientras tanto, para no quedar fuera de la nota escandalosa, y mostrando una descomposición ética y moral propia de la proverbial decadencia del Imperio Romano, dentro del partido político de Felipe Calderón se desataron también las ambiciones desmedidas que mueven a los perversos a recurrir al crimen con tal de conquistar espacios de poder, habiendo aprendido bien la lección de los Yunquistas que tienen infiltrado al PAN y que no ven en el crimen cosa reprobable alguna siempre y cuando sea un medio para lograr algo importante; aunque de cualquier modo surgen de vez en cuando destellos esporádicos que señalan que, en medio de tanta inmundicia, aún hay quienes tal vez ilusamente sueñan con que el PAN pudiera algún día retomar los ideales perdidos de Gómez Morín. (El crimen del diputado panista José Jorge Bajos Valverde, cometido por otros prominentes panistas, fué esclarecido gracias a que ocurrió en un estado en donde no gobierna el PAN, porque de lo contrario, habría sido diligentemente archivado echándosele la culpa a los perredistas, o a los comunistas, o a los masones, o a los judíos, o a cualquiera de los otros chivos expiatorios de siempre.)

Este es el inicio de los seis años maravillosos que Vicente Fox le dijo a México que serían gozados y disfrutados enormemente gracias a la sapiencia comprobada de su sucesor, co-gobernando el país junto con los neofascistas encubiertos de la Organización Nacional del Yunque alentados a su vez de mil maneras por la clandestina sociedad ultraderechista "Tecos" creada por la Universidad Autónoma de Guadalajara desde los años treinta del siglo pasado.

Sí, esto es Felipelandia.

Cien Promesas, Cien Acciones

¿Recuerda alguien las fabulosas cuan demagógicas promesas de campaña de Felipe Calderón de llevar a cabo Cien Acciones para los primeros cien días de gobierno, formuladas un histórico 20 de junio del 2006? ¿Esas gloriosas promesas que la consorte de los propagandistas paleros de la ultraderecha Yunquista en el poder, dizque “neutrales e imparciales”, tales como Lupa Ciudadana, aplaudieron a rabiar y se encargaron de pregonar a los cuatro vientos como algo factible? Estamos hablamos de las mismas cien promesas de campaña con las que Felipe Calderón sedujo al veinte por ciento del electorado que votó por él, convenciéndolo de seguirlo al igual que como lo hizo ese famoso flautista que bajo el influjo de sus melodías engañosas se llevó tras él a los niños del pueblo hacia un destino desconocido.

Al marcar el calendario la fecha 10 de marzo del 2007, al cumplirse con dicha fecha los primeros “cien días” del gobierno de Felipe Calderón, ha llegado el momento de refrescarle la memoria.

A tres meses de estar “gobernando” a México, hay que repasar lo mucho que prometió, y preguntarse al mismo tiempo qué es lo que le ha cumplido al pueblo.

Empecemos con la primera promesa de campaña que le vamos a restregar en cara a Felipe Calderón. El 17 de marzo del 2006, en Martínez de la Torre, Veracruz, en su primer día de gira por esta entidad, Felipe Calderón ante miles de campesinos acarreados -como solía hacerlo el priismo en otros tiempos- que fueron llevados a bordo de más de 70 camiones al poblado de Plan de Arroyos, en el municipio de Atzalan, propuso, en el marco del Foro Mundial del Agua, el plan Cinco por uno (5 x 1), a fin de dotar de agua potable y alcantarillado a más de la mitad del país. Específicamente, dijo: “Un 90% de agua potable al término de mi administración y 60 de alcantarillado. Por cada peso que ponga el usuario de los servicios de agua potable y de alcantarillado, vamos a poner cuatro pesos más entre todos, el gobierno federal, los estatales, los municipales y los organismos internacionales especializados en el agua, a través de los programas disponibles.” ¡Cuánta belleza! Suena demasiado bueno como para ser verdad. Y hasta el día de hoy, de hecho, no se ha cumplido nada de esto, ni siquiera ha sido comenzado.

Después de haber formulado la anterior grandielocuente promesa, la cual nadie sabe para cuándo será realidad plena así sea en módicos abonos pagaderos a largo plazo por las generaciones venideras, unas dos semanas después Felipe Calderón hizo otra promesa espectacular. Se trata de una promesa casi solemne hecha el 2 de abril del 2006 en Tepatitlán ante integrantes del Consejo Agropecuario de Jalisco. Específicamente, ofreció eliminar el fuero constitucional. Esta promesa es interesante, porque nunca la propuso cuando estuvo en una posición privilegiada para hacerlo, cuando fué el coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados. En ese entonces, por el contrario, disfrutó ampliamente de ese fuero constitucional que después anunció sus intenciones de eliminar para que ya nunca más nadie esté por encima de la Ley. Y naturalmente, para que ya nadie nunca más esté por encima de la Ley, es indispensable que inclusive el mismo Presidente de la República acepte prescindir de su propio fuero. Bien, muy bien. ¿Ha presentado hasta el momento Felipe Calderón alguna iniciativa ante el Congreso para quitarse a sí mismo su propio fuero constitucional así como el de los diputados y senadores federales? ¿Aún no? ¿Entonces cuándo tiene planeado hacerlo? ¿Dentro de un año? ¿A la mitad de su sexenio? ¿Casi al finalizar su sexenio? ¿Nunca, con la esperanza de que los mexicanos dén muestra de su desmemoria?

Vayamos ahora a otra promesa suya, formulada una semana después de haberse formulado la promesa anterior. Se trata de una promesa hecha el 9 de abril del 2006 ante un grandioso evento multitudinario celebrado en Toluca, en el estado de México, con motivo de la conclusión de su gira en dicho estado. Allí se comprometió de manera solemne a la construcción de dos trenes suburbanos, uno de Buenavista a Ecatepec y de ahí a Tecámac, y un segundo tren suburbano que pase por Los Reyes, San Juan de Aragón, Chalco y Texcoco “para poder comunicar eficientemente al estado de México”. ¿Se han comenzado ya las obras para la construcción de estos dos trenes suburbanos? ¿No? En tal caso, ¿se hizo la asignación dentro del Presupuesto para el año fiscal 2007 para dar inicio a tales obras? ¿No? Bueno, entonces... ¿PARA CUANDO? ¿Para el 2008? ¿Para el 2009? ¿Para el 2010? ¿O mejor ya ni hablar de ello, al fin y al cabo que "el prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila"?

Otra promesa, de alcances profundos por cierto, fué la que formuló el 29 de abril del 2006 ante sus propios paisanos en la capital de su propio estado de origen, en Morelia, Michoacán, cuando se comprometió a elevar a rango constitucional el derecho de los ciudadanos a acceder a TODA la información que se encuentre en manos del Estado. Sí, TODA la información. Sin embargo, sin necesidad de tener que esperar a enviar una iniciativa al Congreso para elevar a rango constitucional el derecho de los ciudadanos a acceder a TODA la información que se encuentre en manos del Estado, hay algo que podría haber hecho desde el mismo día en que rindió su accidentada protesta como Presidente de México. Podría haber ordenado la desclasificación inmediata de más de cinco millones de archivos que, de acuerdo con lo que publicó PROCESO el 15 de octubre del 2006 (véase la Segunda Parte del blog de Spectator titulado “La Sucesión Presidencial”) fueron clasificados como reservados por Vicente Fox. Por aquí podría haber empezado. ¿Lo hizo? No. ¿Va a hacerlo? Eso está por verse. Que al fin y al cabo hay seis años por delante para estárselo recordando.

El candidato Felipe Calderón no sólo propuso elevar a rango constitucional el acceso a datos en poder del Estado. El 8 de mayo del 2006 ofreció la eliminación del secreto bancario en casos criminales. Y en sus primeros días de gobierno pudo haber enviado una iniciativa al Congreso con este fin. ¿Lo hizo? No. ¿Va a hacerlo? ¿Que opina el lector?

Al día siguiente de haber formulado la anterior propuesta, otra nueva promesa de Felipe Calderón, tan espectacular como dramática, fué la que escucharon en Naucalpan micro y pequeños empresarios del estado de México: el compromiso de Calderón de incrementar diez veces los apoyos del gobierno para los microempresarios. Específicamente, dijo: “Durante mi gobierno quiero multiplicar por diez la posibilidad de otorgar microcréditos, mil 250 millones de microcréditos a mexicanos que pagan esos créditos al Estado”. ¡Qué tan lejos estaban estos micro y pequeños empresarios de imaginar que, tan solo medio año después, se darían por bien servidos con el simple y solo hecho de que no subieran los precios de los artículos de consumo básico como la leche para las clases populares, el maíz, las tortillas y el gas natural, entre otras cosas! Y en lo que respecta al pleno cumplimiento de esta hasta ahora incumplida promesa de campaña, los microempresarios que personalmente escucharon esto saliendo directamente de la boquita de Felipe Calderón -muy en especial los que votaron por él- posiblemente lo hayan visto en sus pesadillas con una mueca sardónica en el rostro y una gesticulación con sus dedos dirigiéndose hacia ellos con las palabras “tengan su premio”.

Pródigo en inacabable demagogia, el 14 de mayo del 2006 ante la presencia de miles de personas Felipe Calderón encabezó un mitin en la Arena Monterrey en donde, a manera de show musical, fué presentado entre fuegos artificiales, y su público fué animado con el cantante Pedro Fernández, los Kumbia Kings y la Sonora Dinamita sobre un escenario igual al de la Plaza de Toros México con templete en forma de cruz. Y en este apoteótico evento con una gran asistencia de gente -gracias en buena parte a los músicos reconocidos mundialmente y llevados al evento sin reparo en los gastos involucrados- Calderón se comprometió a emplear plena transparencia en el manejo de los recursos del erario afirmando que en su gobierno no habría fideicomisos sin rendición de cuentas sobre el manejo de los dineros. Específicamente, dijo: “Vengo a proponer que toda información en poder del gobierno y relativa a un solo centavo de dinero de los contribuyentes pueda ser conocida por los ciudadanos, no podrán oponerse gobernadores o intereses de ningún tipo”. ¿Lo ha cumplido? Bueno, empecemos por el hecho de que el FOBAPROA, ese FOBAPROA que el entonces candidato presidencial panista Vicente Fox le propuso a Cuauhtémoc Cárdenas en un debate presidencial que se abrieran las listas, ese FOBAPROA que representa quizá el mayor atraco en la historia cometido en contra del pueblo de México, se mantuvo sellado durante el sexenio de Vicente Fox, y hasta la fecha sigue sellado bajo Felipe Calderón. ¿Se abrirán las listas del FOBAPROA bajo Felipe Calderón? Eso mejor que lo conteste él mismo. Y en lo que respecta a los fideicomisos que no están dando una rendición de cuentas, que mantienen cerrados sus libros de contabilidad al pueblo de México, si alguien cree que eso ya terminó con la entrada de Felipe Calderón resta decir que se podría hacer un libro de miles de páginas sobre ello. Si hemos de hablar de transparencia, hubiera sido bueno en todo caso aclarar con honestidad de dónde salieron realmente las decenas de millones de pesos para el grandioso espectáculo que se le montó a Felipe Calderón en la Arena Monterrey, porque aunque la “versión oficial” de que el gasto erogado fue absorbido en su totalidad por Óscar Flores, empresario dueño de Representaciones Apodaca, quedan pocas dudas de que este tipo únicamente actuó como un prestanombres, tomando en cuenta tanto el monto de la enorme erogación requerida para tan fastuoso espectáculo con entrada gratuita para todo el mundo como el hecho de que ninguno de estos empresarios invierten jamás un solo centavo de sus propios bolsillos si no van "a la segura" para obtener una buena ganancia económica en aquello que echen a andar o al menos recuperar el monto de la inversión original. ¿Fué financiado este “show” por poderosos financieros aliados a la Organización Nacional del Yunque? ¿O fué financiado por los líderes supremos de los neofascistas Tecos, esto es, los multimillonarios dueños de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara? ¡Que hable Don Felipe Calderón sobre esto, si es que realmente quiere hablar de “transparencia”!

Al día siguiente de tan propagandístico show que le fué montado a Felipe Calderón con una cantidad considerable de recursos que se supone de procedencia desconocida, El Hijo Desobediente ahora convertido en El Hijo Pródigo (pródigo en promesas incumplibles y demagógicas ofertas de campaña) impactó a los medios académicos cuando ofreció... ¡la creación de un fideicomiso de 10 mil millones de pesos anuales para la educación!. Esta es una promesa de campaña que se antoja cruel, tomando en cuenta que lo primero que hizo al empezar a trabajar como el “presidente de todos los mexicanos” fue tratar de recortar drásticamente el presupuesto para la educación media superior y superior, en especial a la UNAM, a grado tal que el mismo Rector Juan Ramón de la Fuente se vió obligado a ir en persona al Congreso de la Unión para defender a una de las mejores universidades públicas no sólo de Latinoamérica sino del mundo entero de los draconianos recortes propuestos por Felipe Calderón. La pregunta que debemos hacernos aquí es: ¿Se puede clasificar un recorte severo de fondos para la educación superior como una acción de gobierno entre las cien que prometió Felipe Calderón? Porque esta acción, o mejor dicho, la intención de que se llevara a cabo esta acción (el Congreso obligó a Felipe Calderón a dar marcha atrás en la magnitud de los recortes propuestos) sí fue llevada a cabo entre los primeros cien días de gobierno, en cuyo caso habría que... ¿felicitarlo?

En respuesta casi heroica a las malvadas intenciones de Felipe Calderón y sus colegas de El Yunque (así como de los rencorosos y ultraderechistas Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara que quisieran ver cerrada a la principal universidad de México con la cual tienen varias cuentas pendientes) de cercenarle la savia vital a una de las mejores universidades del mundo, el 17 de enero del 2007 el Rector Juan Ramón de la Fuente inauguró en la UNAM la supercomputadora Kan Balam (llamada así en honor de un matemático maya precolombino célebre por la precisión de sus cálculos), la más poderosa de América Latina y la número 28 entre los equipos universitario de cómputo en el mundo:





(Agregaremos aquí, fuera de nota, algo que publicó vuarnet en ocasión de este magno estreno en la UNAM. Kan Balam II, cuyo nombre en maya significa Serpiente-Jaguar, hijo del rey Pakal, fué quien descubrió varios métodos para medir el movimiento de los astros y poder calcular con miles de años de anticipación su posición exacta. Lo que él creó fue una tabla que puede reproducirse hoy y funciona por un periodo de más de 390 años, sin el mínimo error. Los mayas podían calcular el tiempo de manera más exacta a la que tenía el mundo antes de 1960, cuando el primer satélite artificial, el Sputnik ruso salió al espacio y pudo medir lo largo del año con precisión: 365.25 días. Los mayas tenían una diezmilésima de error y hasta antes de esa medición, se tenían 2 diezmilésimas. Lo que significa que los mayas tenían un día de error cada 10 mil años y nosotros 2 días de error en el mismo periodo.)

El 17 de mayo del 2006, en Zitácuaro, Michoacán, en su propio estado de origen, ante medio centenar de productores forestales, Felipe Calderón propuso muy específicamente un programa en donde según él a los campesinos se les pagaría por cuidar árboles. Es el momento de confrontar la realidad: Ahora que está “gobernando” Felipe Calderón, ¿a cuántos campesinos se les está pagando ya en estos momentos por cuidar árboles? ¿Diez mil campesinos? ¿Cinco mil? ¿Mil? ¿Cien? ¿Siquiera unos diez? ¿Ninguno? Entonces... ¿hasta cuándo? Aunque mejor no deberíamos hacer esta última pregunta, porque lo más probable es que la respuesta franca y sincera, sin mentira alguna, posiblemente sólo produzca coraje y desilusión. Pagarle a los campesinos por cuidar árboles no fué la única propuesta formulada por Felipe Calderón en esta reunión que tuvo en Zitácuaro con productores forestales. Propuso también la creación de un sistema carretero nacional que atraviese transversal y verticalmente al país, conectando directamente a Acapulco con Veracruz. Hasta el día de hoy no hay un solo centavo asignado por el Ejecutivo, ni un solo centavo pedido al Congreso de la Unión, para tan gloriosos proyectos, ni se ha vuelto a hablar del asunto excepto en el 28 de diciembre, el día de los Santos Inocentes.

Hablemos ahora de una de esas promesas que sí van a ser cumplidas. El 30 de marzo del 2006, en Fresnillo, Zacatecas, Felipe Calderón prometió que su gobierno pagaría en su totalidad las cuotas del primer año del IMSS para los trabajadores de primer ingreso. En sus propias palabras: “¡El pago va por cuenta mía!”. Según él, sería el gobierno federal el cual a partir de diciembre del 2006 pagaría íntegramente todas las cuotas obrero-patronales al Seguro Social durante el primer año que cotizara un trabajador joven, con el fin de incentivar la contratación de este sector de la población. E hizo esta promesa en uno de los estados más pobres y con mayor índice de desempleo en la República Mexicana. Al haber transcurrido todo el mes de diciembre del 2006 y todavía al haber transcurrido la primera semana de enero del 2007, esta promesa seguía sin ser cumplida, seguramente porque Felipe Calderón ya estaba titubeando en llevarla a cabo. Sin embargo, para la segunda semana de enero del 2007 se había detonado una escalada brutal de precios en los alimentos de consumo básico de la población, y estaba creciendo el descontento entre cientos de miles de jóvenes de todo México que se sentían defraudados al no ver aún el cumplimiento de la promesa del pago íntegro por parte del gobierno federal del primer año de las cuotas del IMSS para los trabajadores de nuevo ingreso. Y como esta mezcla de factores es precisamente el fermento ideal para detonar revueltas sociales, el gobierno Calderonista a toda prisa anunció a mediados de enero del 2007 con grandes fanfarrias y gran despliege de los recursos mediáticos de siempre la implementación de esta medida seguramente con la esperanza de aplacar un poco la ira de un segmento creciente de la población, bajo el bien publicitado mote de El Programa del Primer Empleo. Pero este muy festinado (por la propaganda oficialista) “Programa del Primer Empleo” de Felipe Calderón, programado para entrar en vigor el primero de marzo del 2007... es una calca de un programa social cuyo intento de aplicación ya había fracasado previamente en Francia, en donde a su símil se le llamó la Ley de Contrato del Primer Empleo, y fracasó por el simple hecho de que es un programa que a los únicos que beneficia realmente es a los empresarios. En efecto, este tipo de programa pseudo-social deja en manos de los empresarios la contratación de los jóvenes por un año con salarios muy bajos, con las cuotas del IMSS subsidiadas por el Estado, o mejor dicho, subsidiadas por el mismo pueblo por la vía de los impuestos (el Estado en sí nunca pierde un solo centavo, es a fin de cuentas el pueblo el que paga todas las facturas del Estado hasta el último centavo), tras lo cual los empleadores simplemente los pueden correr para contratar a otros jóvenes y así poder reclamar sobre esos otros el mismo subsidio. Pero no son los jóvenes los únicos que salen perdiendo. Los “ya no tan jóvenes”, los mayores de edad, los padres de familia adultos que tienen esposa e hijos que mantener y que forman una gran parte de la fuerza laboral, sobre todo aquellos que están desempleados, están expuestos a ser desplazados por una población laboral “flotante” de jóvenes quienes tampoco tendrán seguro su empleo. En efecto, TODOS menos los empleadores van a salir perdiendo. La aplicación de esta “gran idea” es congruente a fin de cuentas con los postulados de la derecha y su inseparable aliada la extrema derecha, interesadas como siempre lo han estado en la defensa de los intereses económicos del gran capital, aún a expensas de los intereses sociales del pueblo. Los que van a salir perdiendo son los mismos jóvenes porque después de su “primer empleo”, al ser despedidos habrán perdido ya para siempre el atractivo que representa el poder ser contratados sin que el empleador tenga que pagar sus cuotas del IMSS, en virtud de que este beneficio sólo es válido para los trabajadores de nuevo ingreso. En pocas palabras, el “primer empleo” muy bien podría ser “el último empleo”. ¡Y aún así, millones de jóvenes mexicanos mordieron el anzuelo y votaron por Felipe Calderón, contribuyendo quizá a cavar su propia tumba laboral! Lo más asombroso es que cuando Felipe Calderón lo propuso en su campaña presidencial, muy pocos se dieron cuenta de la farsa que dicho programa representaba, y todavía muy pocos se dán cuenta de la farsa que representa así como quiénes serán los realmente beneficiados a largo plazo, ignorando las devastadoras consecuencias sociales que puede traer consigo. ¡No en vano el mismo Felipe Calderón había titubeado en hacer efectiva esta promesa! Felizmente, como Francia no es México, las protestas generalizadas y el descontento popular lograron mandar abajo esta aberración antes de que se conviertiera en ley. Lamentablemente, como México no es Francia, Felipe Calderón y sus neoliberales asesores Yunquistas se salieron con la suya, y han logrado mantener engañados e ilusionados con falsas expectativas al 99 por ciento de los jóvenes mexicanos. Y por cierto, cuando al formular esta promesa el 30 de marzo del 2006 Felipe Calderón dijo “¡El pago va por cuenta mía!”, de nueva cuenta mintió, porque él personalmente no va a pagar un solo centavo de su propio bolsillo para subsidiar la aplicación de este programa, el costo de los subidios como ya se dijo será absorbido por el Estado, o mejor dicho, por el mismo pueblo.

Otra promesa, cuyo fiel cumplimiento es cuestión de interpretación, es aquella que hizo el 19 de enero del 2006, justo al iniciar su campaña proselitista en la Ciudad de México en un deportivo de Iztapalapa, cuando anunció que no le temblaría la mano en la aplicación ciega de la justicia, cosa que ya sentado en la silla presidencial, con el rostro casi transfigurado, ha repetido diciendo que en su gobierno no habrá impunidad para nadie. Pero esto se antoja a estas alturas como un desplante difícil de creer en un país en donde la aplicación selectiva de la justicia ha sido la tónica de cada administración entrante ansiosa por “legitimarse” empezando “bien” ante el pueblo. De haber sido cierta tan fanfarrona declaración, tendría que haber empezado a demostrarlo desde el momento en que entró a la oficina presidencial aplicando la ley con todo rigor para meter a la cárcel a su propio cuñado Diego Hildebrando Zavala; continuando con los hijastros de su predecesor, los hermanos Bribiesca Sahagún, por los delitos de tráfico de influencias, soborno, y cohecho; yéndose también en contra de la misma Elba Esther Gordillo para investigarle la procedencia de su cuantiosa fortuna personal y fincarle en todo caso cargos por los delitos de desvío de recursos del erario público o por lo menos por evasión fiscal en vez de andarla premiando por haber traicionado al PRI. Sin embargo, la lista de los intocables a los que hasta el momento Felipe Calderón ha respetado y seguirá respetando es amplia y larga, motivo por el cual esta promesa ha sido ridiculizada como lo muestra el siguiente cartón de Hernández aparecido en LA JORNADA el 21 de enero del 2006, titulado “Puro Teatro", en el cual aparece Felipe Calderón diciendo "En mi gobierno no habrá impunidad para nadie”:




Esta promesa calderonista es ya una vieja película repetida y repetida y repetida hasta el cansancio por otros mandatarios anteriores ansiosos también por “legitimarse” ante el pueblo, como Miguel de la Madrid, cuyo lema de campaña fué la Renovación Moral y quien a fin de cuentas sólo metió a la cárcel a unos cuantos pollos gordos como Jorge Díaz Serrano por sus corruptelas cuando estuvo al frente de la paraestatal PEMEX, y Arturo Durazo Moreno en cuyo dudoso “honor” hay una película y un libro de José González G. titulados “Lo Negro del Negro Durazo”, pero dejando intacto e impune precisamente al ex-Presidente (José López Portillo) bajo el cual se prohijó tanta corrupción. O como el mismo Carlos Salinas de Gortari, quien al inicio de su sexenio y también para "legitimarse" después del fraude electoral de 1988 metió a la cárcel al líder del sindicato de trabajadores de PEMEX Joaquín Hernández Galicia alias “La Quina”, aunque tiempo después se sabría que este arresto fué por venganzas personales propias del poder. O como el mismo Vicente Fox cuando en su discurso inaugural como Presidente dijo que no habría “borrón ni cuenta nueva”, lo cual no fué impedimento alguno para que su temible Fiscal de Hierro que no perdonaba a nadie, el Secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz, se enriqueciera personalmente a manos llenas y favoreciera generosamente a sus propios familiares al mismo tiempo que ahorcaba con impuestos, requerimientos, auditorías innecesarias, multas, embargos y tramitología excesiva a los pequeños causantes cumplidos que en algún momento de sus vidas cometieron la equivocación de darse de alta ante el implacable fisco mexicano comandado por ese pillo de acero a quien está dedicado todo un libro que lo acusa de desviar 2 mil 700 millones de dólares (el libro ISOSA: Fraude Transexenal a la Nación del periodista Miguel Badillo), de lo cual hay evidencias documentales. ¿Habría alguien que realmente les creyera a cualquiera de estos demagogos sus promesas de aplicación pareja de la justicia? ¿Hubo alguien que realmente creyó que con el ascenso de la derecha y su aliada la extrema derecha al poder estos delincuentes de cuello blanco por fin irían a dar a la cárcel? Sin embargo, si las declaraciones calderonistas de que “no le temblará” su mano firme y de que “no habrá impunidad” son una advertencia sombría con referencia alusiva dirigida a todos los adversarios políticos de su régimen, para lo cual se supondría que nombró como Secretario de Gobernación a un ultraconservador jalisciense de línea dura tan afecto a la represión violenta de la disidencia, entonces hay que reconocerle a Felipe Calderón que en este caso sí está cumpliendo con lo que prometió, empezando con el arresto a traición en diciembre del 2006 de los dirigentes de la APPO que estaban en México para negociar con la Secretaría de Gobernación una salida pacífica al conflicto social en Oaxaca.

Hemos documentado tan sólo una pequeña parte de las muchas promesas que estuvo haciendo por todas partes el candidato presidencial Felipe Calderón. En buena parte, las múltiples y maravillosas promesas formuladas por él, y aplaudidas desde las gradas de los estadios tanto por los panistas de base como por los ultraderechistas Yunquistas repartidos entre ellos, quedaron plasmadas ese 20 de junio del 2006 dentro de su glorioso plan de Cien acciones para los primeros cien días de gobierno, y para comprobarlo todo lo que tenemos que hacer es recurrir al famoso Boletín en el cual puso por escrito ese costal de intenciones que bien pudiera haber sido una lista enviada al Polo Norte a Santa Claus. Hay que recordar bien cada palabra que dijo, como hay que recordar también que el pez por su boca muere. Entre lo mucho que dijo, dijo lo siguiente (al ir leyendo esto, el lector debe irse preguntando a sí mismo cuáles de las muchas promesas que hizo Felipe Calderón le consta que se han ido cumpliendo, o que por lo menos que ya comenzaron a cumplirse, teniendo siempre en mente que no basta con las meras intenciones para darle crédito a las palabras de un político):

Muchas gracias, amigas y amigos, muchas gracias por estar aquí en esta presentación de las acciones que vamos a iniciar, 100 acciones que haremos o iniciaremos en los primeros 100 días de gobierno.

Nos propusimos realizar una campaña centrada en propuestas viables para un México mejor, lo hemos hecho, desde la presentación del documento de Retos de México, en octubre del año 2004, hasta hoy, pasando por los compromisos que diariamente fui estableciendo en términos de propuestas concretas, algunas de ellas recogidas hoy aquí como compromisos para los primeros 100 días de gobierno, hasta la presentación de estas 100 acciones que habré de realizar o de emprender en los primeros días en la Presidencia de la República, nuestra campaña se ha significado precisamente por las propuestas.

He tenido como propósito ser el candidato de las propuestas porque seré el Presidente de las soluciones y hoy puedo decir que precisamente por eso, porque frente a las opciones de corrupción, de violencia, de división entre los mexicanos que representan mis adversarios, nosotros presentamos una opción de unidad de los mexicanos fundada en la ley, de paz y por supuesto de desarrollo sustentable para México.

Porque tenemos las mejores propuestas, porque representamos la mejor opción para México y porque también claramente y aunque le duela mucho a la competencia, porque tenemos las manos limpias, vamos a ganar la elección del 2 de julio. Por eso, puedo decir amigos que estamos a 12 días de que los mexicanos decidamos el México que queremos para nosotros y para nuestros hijos y las opciones entre las cuales vamos a decidir son muy claras:

Mantener la estabilidad económica que hoy vivimos y traducirla en crecimiento y empleo a partir de fomento a la inversión productiva o arriesgarnos a perder lo que hemos avanzado en estos años por culpa de quienes creen que el endeudamiento y el gasto excesivo del gobierno es el camino y cuyo resultados, aunado a un manejo irresponsables de la economía han sido varias veces desastrosos para el país.

Hoy, más que nunca, estoy convencido de que con el apoyo de millones de mexicanos seré, en estas alternativas entre empleo o deuda, seré el Presidente del empleo; entre estabilidad o crisis económica seré el de la estabilidad económica; entre la transparencia y la opacidad seré un Presidente de la transparencia y de las manos limpias. (Comentario: Quizá como un mal augurio de cosas por venir, en el primer mes de gobierno de Felipe Calderón el empleo de hecho cayó.)

Durante esta campaña he presentado propuestas para que vivamos mejor, propuestas para que nuestros hijos vivan mejor, propuestas para los jóvenes, para las mujeres, para los adultos en plenitud, para las personas con discapacidad, para los indígenas, para los migrantes, para todos los mexicanos.

Han sido además, pueden constatarlo ustedes, las propuestas mejor evaluadas por expertos agrupados tales como Lupa Ciudadana, como el Centro de Estudios Espinosa Iglesias, como el esfuerzo del Fondo de Cultura Económica, con las evaluaciones hechas en la revista Este País, y muchas, muchas otras.

Hoy, amigas y amigos, presento ante ustedes estas 100 acciones, 100 compromisos que ya ocupan desde ahora mi agenda personal para los primeros 100 días de gobierno a partir del 1º de diciembre.

En esencia podemos decir que sabemos por dónde empezar y cómo jerarquizas y concretar nuestras propuestas de campaña.

Hoy presentamos este documento en donde se definen 100 acciones específicas que se van a definir en los primeros 100 días de gobierno.

Estas acciones van a servir como guía, primero, para los trabajos del periodo de transición, a partir del 3 de julio y para asegurarnos que el 1º de diciembre todas las dependencias del Gobierno Federal estén alineadas y en sincronía para cumplir estos objetivos.

Desde el primer día las pondré en marcha y concretaré las que por su naturaleza sea factible hacerlo dentro de los primeros 100 días pero marcarán desde luego un compromiso definitivo de mi administración.

Voy, además, a impulsar entre otras acciones, el sistema único de información criminalística, los gabinetes de seguridad nacional y seguridad pública van a presentar las características que tendrá este sistema. (Comentario: El 22 de enero del 2007, Felipe Calderón nuevamente volvió a proponer la creación de un Sistema Unico de Información Criminalística. Pero esto lo hizo siendo ya "Presidente" de México, a diferencia de cuando lo propuso el 20 de junio del 2006, cuando era tan sólo un candidato presidencial. Obviamente, sus bien pagados colaboradores no le recordaron de que los tiempos de presentar propuestas ya habían quedado atrás hace medio año, y que ya había llegado la hora de cumplirlas, no de volverlas a repetir.)

A la vez voy a promover un sistema sencillo de pago de impuestos que faciliten la incorporación al pago formal a millones de mexicanos que por la complejidad del sistema fiscal no pueden hacerlo. (Comentario: No existe en estos momentos alguna propuesta de Calderón ante el Congreso para la creación de ese “sistema sencillo de pago de impuestos”, e inclusive no se ha presentado ni siquiera ante los medios el borrador de una propuesta tal.)

Voy a promover ante el Congreso las reformas que necesitamos para crear y generar empleos, para crecer y generar empleos, una reforma energética que nos permita disponer de electricidad, gas y combustibles a mejores precios y en condiciones de calidad y de mercado mucho más competitivas y una adecuación laboral que promueva la apertura de muchas nuevas empresas y facilite el empleo para mujeres y jóvenes.

Vamos a construir entre otras cosas infraestructura hidráulica, las presas que hacen falta para librar la carga que tienen algunas cuencas sobre explotadas, como el Río Lerma. Vamos a impulsar la presa del Sapotillo para dotar de agua potable a las ciudades del bajío mexicano, el acueducto 2 desde el Río Moctezuma para la región de Querétaro, el realito para San Luís Potosí, las presas que hacen falta que pueden ser financiadas además bajo este mecanismo.

También, como dije en el debate vamos a impulsar los ejes carreteros longitudinales y transversales. Ampliar a 4 carriles todo el tramo que comunica con la península de Yucatán, concretamente desde Mérida y Campeche hasta Villahermosa.

Ampliar y seguir con lo que ha hecho Vicente Fox con la carretera México Tuxpan, México Guadalajara y los ejes carreteros transversales del Pacífico al Golfo, de Mazatlán a Matamoros, pasando por Durango; de Manzanillo y Lázaro Cárdenas a Altamira, pasando por la Huasteca.

El eje carretero de Acapulco a Veracruz, pasando por Atlixto en Puebla y, sobre todo, el canal transísmico, el canal seco que nos permitirá ganar una porción importante del mercado que hoy circula por el canal de Panamá. (Comentario: El Canal Trans-ístmico, una obra que supuestamente le permitiría a México competir con Panamá, requeriría de una cantidad tan grande de recursos que esto debe ser tomado como una broma calderonista de muy mal gusto, sobre todo cuando se están agotando los yacimientos petrolíferos de la reserva Cantarell privándole a México de una importante entrada de divisas extranjeras. La única forma de construír el Canal Trans-ístmico sería pidiendo prestada fuera de México una cantidad tal de dinero que por varias décadas los ingresos que se pudieran obtener de la obra se irían a pagar los costos de construcción de la misma, lo cual es un mal negocio. Además, parece que Felipe Calderón no ha querido entender las razones de índole técnica que tuvieron los norteamericanos para irse hasta Panamá para construír allá el Canal de Panamá en vez de construír dicha obra en México.)

Caravanas de la salud. Vamos a establecer caravanas con equipo médico, equipo material y humano que recorran los estados de mayor marginación y en los primeros 100 días enviaremos las primeras caravanas a los estados de Guerrero, Chiapas y Oaxaca, para dar atención médica y preventiva a aquellas comunidades donde no se cuente con unidades, hospitales y clínicas públicas, cuando menos 2 veces por año para detección temprana de enfermedades, especialmente de enfermedades de cáncer cérvicouterino y mamario, atención hospitalaria y detección y medicina preventiva. En esta gran cruzada participarán miles de jóvenes médicos mexicanos. (Comentario: ¿Alguien ha visto, en los primeros 100 días de gobierno de Felipe Calderón, alguna de estas caravanas?)

Nadie se quedará sin medicinas, estoy plenamente consciente de la carencia que hay en los hospitales públicos y por lo pronto en el primer Presupuesto de Egresos reasignaremos recursos presupuestales para que en el 2007 se cuente con recursos suficientes para adquirir los medicamentos y tener abasto suficiente en clínicas y hospitales públicos. (Comentario: ¿En verdad es esto posible, espera que le creamos, cuando en México el 85 por ciento del mercado de los medicamentos está rígidamente controlado por dos grandes monopolios, Casa Saba del pulpo financiero Isaac Saba Raffoul -un reclusivo multibillonario mexicano clasificado por Forbes entre los empresarios más ricos del mundo- y Nadro, seguidos por Marzam que controla tan sólo un “modesto” 15 por ciento? Monopolios a los cuales Víctor González Torres -el famoso “Doctor Simi” de Farmacias Similares ni siquiera les hace cosquillas. Monopolios beneficiados en México con las “bienehechoras” políticas neoliberalísticas sostenidas contra viento y marea por la derecha y su inseparable ultraderecha bajo el sexenio foxista. Y ello sin tomar en cuenta la criminal negligencia que se le está dando bajo el régimen calderonista a los medicamentos en el mismo estado de donde Felipe Calderón es originario, ya no se diga de los demás estados.)

En los primeros 100 días vamos a lanzar un programa específico con subsidio al frente que esté dedicado a las familias con ingresos de hasta 3 salarios mínimos y consistirá en el diseño de un crédito adecuado a ese nivel de ingreso, ayudado con un apoyo para complementar el anticipo en la adquisición de vivienda popular para quienes son meseros, albañiles, personal de servicio y otros mexicanos que no tienen acceso hoy a vivienda, a vivienda digna. (Comentario: esta promesa calderonista es risible cuando al empezar el 2007 no existía ni siquiera un programa específico con subsidio al frente que estuviese dedicado a ponerle un tope al alza en el precio del maíz y las tortillas, ya no se diga todo lo demás.)

Concretamente programa de apoyos a la electricidad de las familias más pobres del país. Por eso, mi gobierno pagará hasta la mitad, según el caso, de las familias más pobres, empezando por las que tengan situación de pobreza extrema. (Comentario: ¿Conoce alguien a alguna familia pobre a la cual, hasta el día de hoy, el gobierno calderonista le haya pagado la mitad de su energía eléctrica? ¿Qué tan pobre se tiene que ser para que el gobierno federal panista le pague a una familia la mitad del consumo de su energía eléctrica? Posiblemente habrá que ser tan pobre, que ni siquiera se tendrá instalación eléctrica alguna en la casa, en cuyo caso la promesa será fácilmente cumplible porque el gobierno calderonista tendría que pagar la mitad de nada, habiendo ya cientos de miles de familias de pobreza extrema en México que ciertamente en estos momentos califican de inmediato para esta no-ayuda.)

Vamos a duplicar el monto destinado al programa nacional de microcréditos porque el mayor crecimiento de productividad es aquel que se da a los niveles más bajos de ingreso, crece más el empleo y crece más la productividad de una persona que puede adquirir una máquina de cocer, que puede adquirir el inventario de una miscelánea, que puede adquirir herramientas para establecer una cocina económica o una, anoche veía en televisión, aquí en el Distrito Federal, a una persona inundada no sólo por las lluvias sino medularmente por la falta de infraestructura hidráulica que ha sido irresponsablemente abandonada por las autoridades del Distrito Federal, y que perdió -una madre soltera, con 2 hijos- perdió la computadora y la impresora con la cual sostenía a través de trabajos de tesis y de trabajos escolares a esos pequeños. Esas madres solteras, esas personas que pueden producir y trabajar dignamente a partir de recursos, vamos a ayudarlas duplicando el programa de microcréditos. (Comentario: Aquí Felipe Calderón solo habla de duplicar y ya no habla de incrementar diez veces los apoyos del gobierno para los microempresarios como lo hizo el 9 de mayo del 2006. Y aún así, como ni siquiera esto ha podido cumplir, quizá se está empezando a dar cuenta, tal vez hasta carcajeándose, de que “se le pasó la mano” con esta promesa.)

El programa de Pro árbol, que los dueños de bosques y selvas, especialmente en las comunidades indígenas, reciban un pago justo por los servicios ambientales que merecen por proveer a toda la sociedad mexicana del oxígeno que respiramos, de los bosque, del agua que utilizamos, un pago que cubra el costo de oportunidad de dedicar su terreno precisamente a la vocación originaria de selva y bosque y no a actividades diferentes de la silvicultura. Es decir, que en lugar del maíz o el trigo que incluso no les alcanza ni para todo el año, puedan recibir un ingreso digno y a la vez nosotros recuperemos bosques, selvas y haya un patrimonio familiar para estas comunidades. (Comentario: ¡¡¡Sin comentarios!!!)

Me propongo incrementar cada año 10% de la capacidad instalada para tratar aguas residuales en todo el país y vamos a iniciar en el primer año de gobierno, en los primeros 100 días, con el proyecto ejecutivo para construir las plantas de tratamiento de aguas negras que la zona metropolitana de la ciudad de México requiere con urgencia. Vamos a hacer una política afín para que en el mediano plazo podamos alcanzar la meta de 100% de tratamiento de aguas negras residuales y 100% de manejo de residuos sólidos en nuestro país. (Comentario: Seguimos esperando.)

Iniciaremos también un programa para reconfigurar refinerías a fin de reducir la emisión de partículas contaminantes en la gasolina que se consume en nuestras ciudades. (Comentario: ¿Sí? ¿Cuándo?)

En materia de política exterior echaré a andar el programa Por Nuestra Tierra, consiste en iniciar cuanto antes las negociaciones con los países integrantes de Norteamérica, es decir Estados Unidos y Canadá, a fin de que entre los 3 países podamos crear un fondo común para destinarlo a inversión en infraestructura y proyectos productivos en las zonas de mayor expulsión de migrantes en todo Norteamérica; es decir en zonas de expulsión de migrantes en México. (Comentario: A la mitad de los primeros 100 días de gobierno de Felipe Calderón, no existía ningún programa “Por Nuestra Tierra” dentro de ninguna dependencia oficial.)

Además, voy a reformular el mandato del Banco del Tratado de Libre Comercio, el NATBANK a fin de que pueda, de que se contemple en sus objetivos que pueda financiar proyectos de infraestructura no sólo en la zona fronteriza, sino otra vez en las zonas de mayor expulsión de migrantes en México. Por último, destinaré los recursos recaudados, todos los recursos recaudados en Estados Unidos a mejorar la protección y la gestión consular a favor de los paisanos. (Comentario: En el colmo de la hipocresía al inicio de su sexenio, en su proyecto de Presupuesto de Egresos para 2007, Felipe Calderón abandonó por completo a los migrantes. No pidió ningún peso para 14 de los Programas de Protección de los Mexicanos en el Exterior, para esos paisanos para quienes había prometido mejorar la protección.)

Amigas y amigos:

Faltan sólo días para que los mexicanos reafirmemos que queremos un país estable y unido, un México con certidumbre, crecimiento y empleo y que trabaja para reducir las enormes desigualdades sociales, para recuperar la seguridad de nuestros hijos y restaurar nuestro medio ambiente. (Comentario: ¿Reducir las enormes desigualdades sociales manteniendo al mismo tiempo las políticas económicas neoliberales del foxismo que aumentaron brutalmente la ya de por sí amplia brecha entre pobres y ricos de México, e imponiendo además como Secretario de Hacienda a un tecnócrata que fué Subdirector Gerente del mismo Fondo Monetario Internacional que prácticamente acabó con la clase media en México desde los tiempos del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado? Y por cierto, el gris tecnócrata-burócrata Miguel de la Madrid, el mayor devaluador del peso en la historia de México y el primer Presidente en comenzar a implementar los esquemas derechistas del neoliberalismo después de someter incondicionalmente la soberanía de México a los dictados del Fondo Monetario Internacional, el 26 de enero del 2007 calificó como bueno el comienzo del gobierno de Felipe Calderón, a tan solo dos semanas después de que se detonara una escalada de precios en los alimentos básicos con una inflación reminiscente de lo que sucedió... ¡precisamente cuando Miguel de la Madrid comenzó su sexenio! ¿Lo habrá felicitado por estar convencido de que ambos tienen mucho en común?)

Este 2 de julio los mexicanos tendremos la oportunidad de decirle no a los proyectos que llevarían a México a una nueva crisis económica, a las devaluaciones y a la pérdida de patrimonio de la mayoría de los mexicanos.

Ahora el próximo 2 de julio debemos hacer realidad el anhelo de que la democracia nos rinda los frutos que anhelamos: bienestar, estabilidad, oportunidades para salir adelante, generar empleos bien pagados.

En suma, podemos este 2 de julio dar un paso adelante para que los mexicanos vivamos mejor. Al votar hagámoslo votando por la opción del empleo y la estabilidad económica, de la unidad entre los mexicanos, por la opción de la legalidad. Votemos por la opción del futuro de México. Este 2 de julio a la hora de votar piensa en tus hijos, piensa en el México que ellos merecen. Este 2 de julio a la hora de votar demos un paso adelante al México que anhelamos y queremos la mayoría de los mexicanos. Demos un paso adelante y ganemos con el voto de los mexicanos el futuro que merece México. Muchas gracias.

De hecho, hay mucho más que se podría agregar, como la propuesta de Felipe Calderón de eliminar el impuesto del Uso y Tenencia, ese impuesto metido a iniciativa del Presidente priista Adolfo López Mateos como un impuesto temporal para pagar el costo de las Olimpiadas que se llevarían a cabo en 1968, mismo impuesto que el correligionario pro-Yunquista de Calderón, Vicente Fox, también propuso un 2 de marzo del 2000 eliminar, cuando también estaba haciendo su campaña para la Presidencia de México, promesa que ahora ninguno de los dos quiere recordar. Pero si Felipe Calderón no puede con lo que ya se ha mencionado aquí, difícilmente podría con el resto de sus otras promesas que nos ocuparían todo un libro.

Si una de las cien acciones de gobierno prometidas por Felipe Calderón incluye su tour a Europa en su segundo mes de gobierno, mejor se la hubiera guardado. Veamos lo que nos dice el editorialista Raúl Rodríguez Cortés en la revista Siempre! número 2799 del 4 de febrero del 2007, en su contribución titulada "Poco tino diplomático de Calderón: Falsos dilemas del primer mandatario":

Una vez concluida la gira europea de Felipe Calderón puede asegurarse que no aportó hecho o elemento que permitan sostener que el gobierno en turno inició el rescate de una política exterior brutalmente desprestigiada por los penosos y frecuentes disparates de Vicente Fox y por los tumbos con que la condujo durante seis años por no ceñirse a los principios constitucionales que le dieron por décadas claridad y fama.

Es cierto que Calderón no nos apenó con los dislates en que Fox incurrió prácticamente durante todas sus giras internacionales, aunque mostró una insuficiencia cultural -que se le puede perdonar a él, pero no a su equipo de asesores- al hacer pública su ignorancia de la ópera Idomeneo, de Wolfgang Amadeus Mozart, precisamente en latitudes donde se venera a ese prodigio de la música universal.

La impericia diplomática también se evidenció cuando de manera poco elegante, Calderón echó en cara a Angela Merkel, la canciller alemana, que ella había ganado su elección por un margen más estrecho que él ya de por sí reducido con que él lo hizo en México.

Pero la peor de las señales la envió Calderón al confrontarse públicamente, sin que hubiera necesidad de hacerlo, con los gobiernos Bolivia y Venezuela, para entrarle envalentonado -igual que Fox en el pasado reciente- al intercambio de declaraciones con el venezolano Hugo Chávez, y al debate, desde posiciones irreductibles, con el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva.

Es absolutamente válido que Calderón promueva en Europa inversiones para México y que para amarrarlas ensalce ante los dueños del capital lo que él considera nuestras ventajas comparativas y el modelo económico de libre mercado que defiende a ultranza. Pero al hacerlo, ¿tenía que juzgar decisiones soberanas de países que son, además, nuestros aliados naturales histórica y culturalmente? ¿Era necesario calificar de populistas a los gobiernos de Bolivia y Venezuela, inferir que sus gobernantes son dictadores y descalificar su política de expropiaciones? ¿Tenía que atropellar a otros para obtener un beneficio? ¿Para qué atizar el fuego que durante su campaña política él mismo encendió al usar la figura de Chávez como el mal por encarnar en la persona de López Obrador? ¿Para qué provocar que fuera el mismo Chávez quien le recordara que para merecer respeto tiene que respetar?

El respeto a la autodeterminación y la no intervención han sido reglas de oro de nuestra política exterior consagradas en la Constitución. Fox las ignoró y Calderón, por lo visto, las ignorará.

Veamos ahora lo que nos dice en la misma revista el editorialista René Avilés Fabila, en su artículo “Una copia de Fox: Calderón y el tacto diplomático de la derecha”:

Una de las más asombrosas ausencias de tacto e inteligencia durante la administración de Vicente Fox, fue sin duda la parte diplomática. Una y otra vez el presidente dijo tonterías y en poco tiempo logró borrar la gran diplomacia mexicana que venía de muy lejos, desde la presidencia de Benito Juárez, pasó por Venustiano Carranza y que el PRI había logrado consolidar. Merced a ella, la nación alcanzó respeto internacional. Fox no estuvo solo, lo ayudaron Jorge Castañeda y Ernesto Derbez. Entre los tres consiguieron que México fuera el hazmerreír del mundo civilizado. Queda para el mármol la famosa frase dicha a Fidel Castro: Comes y te vas, como perla única de la estupidez y la dependencia al imperio.

Pues Felipe Calderón no va mal. En esta salida a Davos, Suiza, pudo haber hecho un papel respetable, digno, que nos diera nueva grandeza. No, fue incapaz. Rodeado como está por diplomáticos de tercer orden, salió a romper lanzas por la globalización neoliberal que Estados Unidos y sus satélites como Gran Bretaña encabezan. Sin más arremetió contra las políticas nacionales de Venezuela y Bolivia. Como es natural, alguien salió a contrarrestar su discurso servil e inútil para México. En este caso fue Lula, el mandatario brasileño.

Nadie duda que Calderón quiera para México inversiones extranjeras, es posible que durante su periodo no haya nacionalizaciones, pero qué necesidad tenía de insistir furiosamente en una política que todos conocen. Nadie ignora que desde hace ya varios años, la relación de dependencia con Estados Unidos ha perdido dignidad, se ha hecho incluso servil como con Fox. Además, el mundo no ha dicho la última palabra: cierto, hay globalizadores y se ven triunfales, pero los enemigos de los términos en que se lleva a cabo la globalización, son cada vez más en el mundo, en especial en el continente americano, donde, si mal no recuerdo, está México. Pudo, en consecuencia, decir lo mismo de otra manera para evitar la confrontación que los países que hoy encabezan políticas decorosas y valientes. ¿Tenía sentido que Calderón agrediera a por lo menos cuatro países, Venezuela, Bolivia, Brasil y Cuba, sin contar a Chile o a la Argentina? Claro que no.

Desde hace ya algún tiempo la derecha mexicana ha logrado el sueño norteamericano: que la dependencia sea muy visible, que se sepa que la política nacional está diseñada para serle útil a los gringos. Los Pinos al servicio lacayuno de la Casa Blanca. Felicidades, lo consiguieron.

De hecho, las condenas hacia el fracaso de la nueva política exterior mexicana estrenada por Felipe Calderón parecen ser casi unánimes en muchos otros medios de comunicación... ¡lo cual incluye a muchos de quienes apenas hace unos meses lo habían apoyado en su candidatura presidencial y todavía hasta hace poco lo aplaudían!

De haber sido ciertos tantos cuentos chinos urdidos en su ambiciosa fantasía por un boquiflojo tan desmedido como resultó serlo Felipe Calderón, quien en estos menesteres resultó ser peor que su predecesor, el pueblo de México no habría visto a tan pocas semanas de gobierno de un "presidente" entrante un editorial con párrafos tan pesimistas como los que se muestran a continuación, tomados del editorial elaborado por el conocido analista Rafael Loret de Mola para varios medios y publicado el 13 de enero del 2007 bajo el título “Desafío: Herencia de hambre”:

No puede ser feliz el derrotero de la nueva administración federal cuando, de entrada, se dispara, incontrolable, el precio de la tortilla. Los mercados a futuro señalan que el kilo puede llegar a costar quince pesos en los próximos tres meses. Un golpe certero contra los pobres quienes, al parecer, también sufrirán los ajustes de cuentas poselectorales pues ellos fueron, en buena medida, quienes prohijaron y alentaron la opción izquierdista que tanto alertó a los detentadores del poder económico. No es exagerado señalarlo aunque algunos pretendan ser escépticos de todo.

El hecho es que las tortillas, alimento esencial de la mayor parte de los mexicanos, concentraron durante largo tiempo la tendencia oficial a asegurar la nutrición pública manteniendo accesibles los precios y considerando asimismo que los rigores de la reordenación económica tendían a reducir, aún más, el lesionado poder adquisitivo de cuantos vive de sus empeños cotidianos y no tienen reservas para jugar a la especulación. La tortilla era, pues, una especie de balanza para contrarrestar las medidas impopulares en materia financiera y evitar así posibles estallidos por hambre.

Ahora sólo se habla de hacer realista a la economía cancelando subsidios, prebendas y diatribas para evitar fugas y concentrar recursos en otras áreas. Los números, primero; el equilibrio social, después. Lo dicho: el país visto como una enorme empresa en la que los rendimientos económicos son el numen bajo el argumento de asegurar con ello las fuentes de trabajo. No es extraño que el líder de la oposición también utilice el símil, alertando sobre los riesgos de una visión tuerta, esto es, con capacidad sólo para observar una reducida parte de la escena.

Por supuesto, desde cualquier perspectiva, el alza no es un buen augurio; mucho menos si sopesamos, como lo hemos hecho en los últimos meses, la vulnerabilidad de un gobierno bajo sospecha y de un mandato cuestionado. Cualquier cerillo puede encender la hoguera.

La leche por Coca-cola, que vende ahora hasta su añeja publicidad como si se tratare de tesoros históricos, y las tortillas por los “fritos” enchilados que no tienen ya los nutrientes del grano fundamental. Todo ello prohijado por las grandes compañías inescrutables, invitadas siempre a sumarse al vagón del poder político por la vía de los financiamientos proselitistas. Otra vez, los pagos de facturas.

Las paradojas no terminan en este punto. El "presidente del empleo" comienza su curso colocando la tortilla por las nubes. Ahora falta que las plazas dispuestas, si las consigue, permitan subsanar el costo de las obleas de oro.

Y pese a que la campaña presidencial del 2006 terminó con las elecciones del 2 de julio, y como si no bastase con todas aquellas promesas hechas durante la contienda, sin esperar a tomar posesión aún de su cargo Felipe Calderón continuó yéndose en grande lanzando el 10 de octubre del 2006 en el World Trade Center de la Ciudad de México su glorioso "Proyecto México 20-30" cuyo objetivo según él es “erradicar la pobreza y el analfabetismo”. En realidad, esta pomposa idea no es más que un refrito con variante de tema de algo que fué presentado por Vicente Fox el 29 de noviembre del 2000, también aún como Presidente electo, cuando tampoco había tomado posesión de su cargo, bajo el rimbombante mote “Iniciativa México Visión 2025”, proyecto que quedó a fin de cuentas en puras buenas intenciones entre tantas otras promesas incumplibles del hombre que prometió a todos los mexicanos “vocho, changarro y tele”, promesas que casi tres millones de mexicanos hambrientos que huyeron hacia los Estados Unidos en busca de empleo durante el régimen foxista ya no alcanzaron a ver cumplidas.

El corolario final a todo esto es: ¿Ha habido realmente alguna vez, dentro de los primeros cien días de gobierno de Felipe Calderón, cien grandes acciones de gobierno que pasarán a la historia como algo digno de tomarse en cuenta, como algo digno de recordar? ¿Noventa? ¿Ochenta? ¿O por lo menos cincuenta? Porque de esto es de lo que trata precisamente el sexenio maravilloso prometido por Felipe Calderón en el 2006.

Naturalmente, los paleros oficialistas como el ya trístemente célebre Oscar Mario Beteta del poderoso -cuan privilegiado por el Estado- consorcio mediático Radiofórmula, así como el “ario” (Sieg Heil!) Enrique Krauze de TELEVISA (el cual “dedicó” al candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador su rabioso libelo El Mesías Tropical, diseminado por todos los medios posibles el mes de junio del 2006, unas cuantas semanas antes de las elecciones presidenciales que se llevarían a cabo el 2 de julio, con el deliberado propósito de causarle el mayor daño posible al candidato presidencial de la izquierda Andrés Manuel López Obrador) así como los otros aduladores agrupados dentro de organizaciones tales como la ya severamente demeritada Lupa Ciudadana, ninguno de ellos le están refrescando la memoria a Felipe Calderón en torno a las muchas promesas incumplidas como las que hemos mencionado arriba, promesas a las cuales en su momento les dieron una alta aprobación, una alta factibilidad en contraste con las muy bajas calificaciones que rutinariamente le daban a las propuestas de López Obrador. Son rastreros, son serviles, son a fin de cuentas unos vendidos, sí, pero no son tarugos. Ellos saben quién es el que manda, y saben muy bien a quién deben servir. Siempre lo supieron. Por eso ahora callan. Por eso ahora están relegados a las gradas mientras que tienen que ser otros, como Spectator, quienes deben estar sacando a relucir a flote la verdad histórica por dura que sea. Y esa, no se puede alterar ni maquillar con ninguna propaganda, por muy costosa que sea. Y menos a través de una consorte de paleros empeñados en hacerle creer al pueblo que, tras seis años utópicos de Foxilandia, ahora México debe estar preparado mentalmente para vivir en Felipelandia, mientras llega ese ansiado día en que Yunquelandia pueda ser ya una abierta realidad, con un Partido Nacional del Yunque (PNY) entronizado permanentemente en el poder y con el PAN relegado al basurero de la historia al haber terminado ya de cumplir los objetivos por los cuales fué infiltrado.


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POST SCRIPTUM:

Una de las promesas más emblemáticas hechas por el candidato presidencial Felipe Calderón es la siguiente que habla por sí sola:





Tres años después, al cumplir Felipe Calderón la mitad de un descalabrado sexenio consumido por una guerra sangrienta que le declaró al crimen organizado con el fin de legitimar su ascenso a la silla presidencial y con la economía nacional hecha trizas, ¿cumplió Felipe Calderón con esta promesa solemne que le hizo a todos los propietarios de vehículos automotrices en caso de que votaran por él? NO. Bueno, la promesa fue cumplida, pero no por Felipe Calderón, sino por el gobierno del estado de Querétaro, y ello sólo fue posible porque el PAN fue expulsado de la gubernatura de Querétaro por un pueblo harto y fastidiado por los abusos de la clase gobernante panista y el rosario de promesas incumplidas. El gobernador priista que logró expulsar a la dupla derecha-ultraderecha del palacio de gobierno de Querétaro no fincó esperanza alguna de que Felipe Calderón cumpliese sus promesas, mal habría hecho. Lo que hizo fue ordenar a la tesorería estatal absorber el pago de dicho impuesto con el fin de que la gente del pueblo no tuviera que pagarlo. El impuesto seguía en vigor en todo México a nivel federal. ¡Y pensar que el PAN desde tiempos inmemoriales cuando era insignificante oposición de membrete al PRI había exigido la derogación inmediata de tal impuesto que había sido creado “temporalmente” para pagar el costo de las olimpiadas celebradas en México en 1968!